miércoles, 6 de agosto de 2014

'En ruinas como Roma.'

'Pero, dime, cómo íbamos a construir algo juntos sí éramos un par de ruinas que se resignaban a reconocer que apenas se podían sostener en pie. Si algunas personas llegan tarde porque no salen a tiempo, tú lo hacías porque no querías llegar pronto. Y recuerdo que cada día te despedía un poco más. Ya, seré yo, que nunca supe hablarte de todos los sentimientos que me callé. Y ya, será que no supe impedir que te marchases, pero sí desear que no te fueses. O quizás tú no supiste apreciar mi esfuerzo por que todo fuera igual.
He tenido que tocar fondo para darme cuenta de que tú eras la superficie. Tomaba aire de tu boca. Y aquí me tienes, aguantando la respiración, y lo que me dure el oxígeno. Y dime, cuántos insomnios me va a durar el escozor de los ojos y la vida medio vacía. Es que a veces, corazón, la intención no lo es todo; y me recuerdo intentando curar una herida que a la vez nos dolía a los dos. Una locura, sí, pero nuestra locura. Quizá no supe resolver todos tus problemas pero ojalá supieras las ganas que tenía de ser la solución. Que ingenuos nos vuelve la esperanza, ¿Verdad? O que gilipollas la soledad. Será que tropezar con la misma piedra sólo nos sirve para saber exactamente donde nos va a doler. 

Y ahora miénteme, dime que todo te da igual y que no me echas de menos. O simplemente huye de esta situación, como si las cosas cambiaran por el simple hecho de ignorarlas. Aunque, como dicen, si no te buscan es porque nunca te han querido…’